Con motivo del suceso del día de hoy en Rosario de la Frontera, con la lamentable consecuencia de 43 gendarmes fallecidos, cabe señalar que asistimos a uno de los siniestros viales más grandes en la historia vial argentina.
Sólo dos lo superan:
·El que registró más víctimas ocurrió el 20 de noviembre de 1970, cuando murieron 54 personas al caer un micro de la empresa Helvecia al arroyo Leyes, en Santa Fe. El chofer perdió el control del ómnibus (en el que viajaban 59 personas), el micro rompió las barandas del puente de la ruta 168 y cayó al agua.
·El 9 de enero de de 1993, tres
micros de larga distancia chocaron en la ruta nacional N° 14, en Corrientes, a
la altura de Santo Tomé. Murieron 52 personas y más de 80 resultaron heridas.
En cuanto al de
hoy, no es afortunada la mención de nuestro Primer Mandatario, adjudicándolo a que
"se trató de una desgracia muy desafortunada”.
Uno de los "patrones de conducta” en nuestra cultura que, permanentemente hemos
señalado verifica nuestra sociedad, en términos generalizados, en las
costumbres, prácticas, rituales, maneras de ser y comportamiento, demuestra en
forma fehaciente la denominada "cultura de fatalidad”, donde la
"responsabilidad” de los hechos es trasladada al destino (o designio divino en
los creyentes).
La enorme mayoría de estas características nefastas previas a un siniestro,
podrían eliminarse si, culturalmente, no lo consideráramos un "accidente”.
Ahora bien, cuando mencionamos las "Políticas de Seguridad Vial” tampoco está
ausente la "cultura”. Y si es una sociedad "estática” sus políticas en la
materia, tanto de "gobierno” (en ejercicio del poder) como de "estado” (en
ejercicio y en expectativa de ejercerlo), no diferirán en demasía de la cultura
del pueblo.
En otras palabras, si la sociedad es culturalmente "fatal”, sus dirigentes
aplicarán políticas acordes, que verificaremos en una gran laxitud en las
condiciones de acceso a la habilitación de conductores, al uso de vehículos, a
la construcción de infraestructuras alejadas de conceptos de "caminos que
perdonan” el error humano, a controles espasmódicos en función de reacciones
sociales, etc. etc.
Pero la "política”, por definición y
naturaleza, es un quehacer ordenado al bien común que tiene por objetivo resolver los problemas que le plantea su convivencia
colectiva. Es decir que si bien "nace” del seno de su sociedad, con sus
virtudes y defectos, lo hace para MEJORARLA.
Y si, como en el caso de la problemática de la seguridad vial, la base de
la misma se encuentra en la "cultura”, entonces pretenderá transformarla.
Transformar una "cultura de fatalidad”
en una "cultura de prevención”
llevará tiempo y constancia en la ejecución del proceso, y lógicamente, en su
transcurso cometerá errores que deberá corregir. La experiencia histórica y
documentada de otras sociedades (hoy más evolucionadas y exitosas en la
materia), lo demuestra.
Buenos Aires, diciembre 14 de 2015
Consejo Directivo ISEV
Dr. Eduardo Bertotti
Director